Telde es un crisol de naturaleza exuberante y paisajes impresionantes. Sus costas, bañadas por las aguas cristalinas del Atlántico, son un refugio para la biodiversidad marina mientras que en el corazón de las medianías se extienden valles fértiles, adornados por palmerales y cultivos tradicionales, que contrastan con las imponentes montañas que rodean la región.

La flora y fauna autóctona añade un toque de misterio y belleza a este paisaje volcánico con especies endémicas como el drago y el cardón, testigos vivientes de la riqueza biológica de la región.

Telde es más que un destino turístico; es un lugar donde la naturaleza y la historia se entrelazan en cada rincón. Sus parajes naturales invitan a la contemplación y el descubrimiento, ofreciendo una experiencia inolvidable para aquellos que se aventuran a explorarla.